14 noviembre 2008

Indumentaria en el siglo XIV.

Durante el siglo XIV se conservan muchas de las prendas que aparecieron a lo largo del siglo anterior, aunque surgen otras nuevas. Éstas se caracterizan por una tendencia a cortar los trajes, especialmente los militares y alargar las mangas, llegando a colgar de los codos (mangas perdidas). La silueta del nuevo siglo es de talle bajo, sin marcar la cintura. Comienzan también a subirse los cuellos y surge el gusto por las prendas acabadas en largas puntas (capirotes, calzas, zapatos, etc.). Se generaliza el uso del botón, cubriendo mangas y delanteros.

Traje masculino:
Las nuevas prendas que aparecen son la jaqueta, el jubón y la hopa. Las dos primeras derivan de prendas militares usadas sobre la armadura, que son, respectivamente, el jaque y el jubón de armar. Ambas se forraban con tejidos de algodón. El jubón era una prenda semiinterior, de la cual sólo se veían las mangas y sobre la que se vestía la jaqueta, que podía ser corta o llegar a cubrir hasta medio muslo.
El cinturón, llamado también cintura, pasa a ser de placas articuladas y se coloca a media cadera.
La hopa u hopalanda era un traje considerado de lujo, que solía forrarse en piel. Era un sobretodo, por lo que no admitía el uso de ninguna otra prenda sobre él. También los había de varios largos y con varias tipologías de mangas, generalmente muy amplias.
Los tocados se hacen más puntiagudos y aparecen el bonete, de copa redondeada y los capelos. El capirote ahora se viste metiendo la cabeza por la abertura destinada a la cara, con lo que se consigue que forme una cresta. El largo pico se enrolla alrededor de la cabeza.
Como prendas destinadas al luto destacan la gramasía pluvial y la gramalla (derivado de la garnacha empleada el siglo anterior).

Traje Femenino:
Se conservan del siglo anterior la saya y el brial, ajustados y de manga estrecha. También se sigue usando el pellote, aunque con algunas variaciones.
Los escotes del siglo XIV son redondos y comienzan a dejar al descubierto los hombros. Durante este siglo, el traje femenino comienza a ajustarse al pecho, quedando despegado del cuerpo en cintura y caderas. Las mangas, al igual que las de los hombres, comienzan a ser colgantes. Se amplía el vuelo de los vestidos, dando lugar a la cola, denominada falda en esta época. También son comunes las prendas de cuello alto en mujer.
Como prendas nuevas destacan la hopa y la cotardía, que es un equivalente a la jaqueta masculina. En este siglo las mujeres adoptan el uso del capirote, prenda únicamente vestida por los hombres hasta el momento, aunque el tocado femenino más característico es el tranzado.

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