06 mayo 2007

El color en la historia de la indumentaria.

Hablemos de colores ...
Durante el siglo XI predominó el uso del rojo, los verdes y el azul claro (colores presentes en los períodos posteriores), así como los marrones, marrones rojizos, pardos o el negro. El hombre también usó el amarillo en sus prendas.

En el siglo posterior se mantuvo este criterio de color, añadiéndose nuevas tonalidades, como el azul verdoso o el leonado (un marrón próximo al amarillo). En este período se destaca la aparición de colores exclusivos para la nobleza, como el escarlata.

Ya en el siglo XIII, además del escarlata, la nobleza añade el púrpura como color exclusivo de su estrato social, connotador de rango y poder. El resto de clases sociales mantienen el uso de los colores anteriormente citados.

En el siglo catorce se introducen pocas variantes. Una de ellas es el gusto masculino por las prendas partidas o bicolor (siempre en vertical), con ricas y variadas combinaciones de color. Se ponen a su vez de moda las calzas rojas para hombre. La realeza toma para sí el uso de prendas con motivos en oro o plata, generalmente bordados, mientras la nobleza incorpora el tostado a sus colores. Comienza a usarse el blanco 'puro' por todas las clases sociales, generalmente para prendas interiores.

El siglo XV nos aporta, como novedades, el uso del rojo carmesí y una generalización del uso de tonos oscuros entre los hombres. El uso de los demás colores se mantiene.

Un siglo después, el blanco se elige también como color para prendas interiores y todo tipo de puntillas. Se mantiene el uso de rojos, azules, verdes, marrones, marrones rojizos, leonados, ... Como novedad, comienzan a aparecer tonos naranjas en las prendas y nuevos tonos de rojo, más suaves, así como gamas de gris azulado. Se adopta el azul marino, aplicado a abrigos y chaquetas, como color distintivo de aprendices y servidumbre en general (esto ya era así en tiempos romanos). La nobleza mantiene como colores preferentes el púrpura, el escarlata y el tostado, añadiendo el uso de terciopelos azules y tejidos bordados en oro y plata.

El siglo XVII es el que aporta una mayor variedad de colores a la moda. A parte de los ya usados en anteriores períodos, se introducen los malvas, el amarillo ambarino o pajizo, el naranja melocotón, azules verdosos, granates, marrones dorados, rojos rosáceos, etc.

Las mujeres prefieren los grises claros, violetas, tonos ámbar, blancos y negros, mientras que entre los hombres es común la combinación de blanco y negro, negros, grises, azules y rojos.
(Nancy Bradfield A.R.C.A., 'Historical Costumes of England', George G. Harrap & Co. Ltd., London.).